viernes, 14 de septiembre de 2012

"No hay té de Ceilán"


"Resulta que antes no te importaba nada y ahora te importa todo. Sobre todo lo chiquito. Pasaste de náufrago a financista sin bajarte del bote. Vos, sí, vos, que ya estabas acostumbrado a saber que tu patria era la factoría de alguien y te encontraste con que te hacían el regalo de una patria nueva, y entonces, en vez de dar las gracias por el sobretodo de vicuña, dijiste que había una pelusa en la manga y que vos no lo querías derecho sino cruzado.

¡Pero con el sobretodo te quedaste! Entonces, ¿qué me vas a contar a mí? ¿A quién le llevás la contra? Antes no te importaba nada y ahora te importa todo. Y protestás.¿Y por qué protestás? ¡Ah, no hay té de Ceilán!.

Eso es tremendo. Mirá qué problema. Leche hay, leche sobra; tus hijos, que alguna vez miraban la nata por turno, ahora pueden irse a la escuela con la vaca puesta.¡Pero no hay té de Ceilán! Y, según vos, no se puede vivir sin té de Ceilán. Te pasaste la vida tomando mate cocido, pero ahora me planteás un problema de Estado porque no hay té de Ceilán.

Claro, ahora la flota es tuya, ahora los teléfonos son tuyos, ahora los ferrocarriles son tuyos, ahora el gas es tuyo, pero…no hay té de Ceilán! Para entrar en un movimiento de recuperación como este al que estamos asistiendo, han tenido que cambiar de sitio muchas cosas y muchas ideas; algunas, monumentales; otras, llenas de amor o de ingenio; ¡todas asombrosas! El país empezó a caminar de otra manera, sin que lo metieran en el andador o lo llevasen atado de una cuerda; el país se estructuró durante la marcha misma; ¡el país remueve sus cimientos y rehace su historia!

Antes no había nada de nada, ni dinero, ni indemnización, ni amparo a la vejez, y vos no decías ni medio; vos no protestabas nunca, vos te conformabas con una vida de araña. Ahora ganás bien; ahora están protegidos vos y tus hijos y tus padres. Sí; pero tenés razón: ¡no hay queso! Hay miles de escuelas nuevas, hogares de tránsito, millones y millones para comprar la sonrisa de los pobres; sí, pero, claro, ¡no hay queso! Tenés el aeropuerto, pero no tenés queso.

Sería un problema para que se preocupase la vaca y no vos, pero te preocupás vos. Mirá, la tuya es la preocupación del resentido que no puede perdonarle la patriada a los salvadores.

Para alcanzar lo que se está alcanzando hubo que resistir y que vencer las más crueles penitencias del extranjero y los más ingratos sabotajes a este momento de lucha y de felicidad. Porque vos estás ganando una guerra.

Cuando las colas se formaban no para tomar un ómnibus o comprar un pollo o depositar en la caja de ahorro, como ahora, sino para pedir angustiosamente un pedazo de carne en aquella vergonzante olla popular, o un empleo en una agencia de colocaciones que nunca lo daba, entonces vos veías pasar el desfile de los desesperados y no se te movía un pelo, no. Es ahora cuando te parás a mirar el desfile de tus hermanos que se ríen, que están contentos… pero eso no te alegra porque, para que ellos alcanzaran esa felicidad, ¡ha sido necesario que escasease el queso!.

No importa que tu patria haya tenido problemas de gigantes, y que esos problemas los hayan resuelto personas. Vos seguís con el problema chiquito, vos seguís buscándole la hipotenusa al teorema de la cucaracha, ¡vos, el mismo que está preocupado porque no puede tomar té de Ceilán! Y durante toda tu vida tomaste mate!

¿Y a quién se la querás contar? ¿A mí, que tengo esta memoria de elefante?."

Enrique Santos Discépolo, 1951.

lunes, 10 de septiembre de 2012

La historia se repite


En 1929 se desató en los Estados Unidos una de las crisis más grandes de su historia (sino la más importante) que terminaría impactando en Europa generando una ola expansiva de quiebras, suicidios, hambre, desocupación y un aumento abismal de la mortalidad infantil.

En ese contexto, el presidente Hipólito Yrigoyen hizo frente a la crisis de una manera muy particular. ¿Muy particular? veamos.

Texto extraído del libro "Historia Argentina, una mirada crítica" de Teresa Eggers-Brass.

"La Caja de Conversión era la institución donde se podían cambiar los "pesos papel" por "pesos oro", es decir, cambiar billetes por metálico. Había estado cerrada desde la Primera Guerra Mundial pero en el gobierno de Marcelo T. de Alvear se habia reabierto. ¿Que hacían con eso los capitalistas? Pedían préstamos en nuestros bancos, porque la tasa de interés era baja, compraban dólares u oro, y lo transferían a cuentas bancarias en el extranjero (por ejemplo en Nueva York, donde el interés era mucho mayor). El efecto era negativo para el país. se descapitalizaba. Los norteamericanos, retiraron los capitales invertidos en Argentina entre 1927 y 1928, y los volvieron a invertir en Estados Unidos, en el fenómeno de "repatriación de capitales". Nuestro burgueses, sin pensar en nuestro país, también hicieron lo mismo. Por eso Yrigoyen en 1929 cerró nuevamente la Caja de Conversión, a fin de que cesara la evasión especulativa. Pero Yrigoyen, en un gran escándalo público, fue acusado por sus compatriotas de no saber nada de economía, y Federico Pinedo —que luego, en 1933 y en 1962, sería ministro de economía— protestó por la medida, diciendo que la crisis mundial estaba a punto de ser superada. Nada más lejos de la realidad".

Pinedo era el abuelito del Pinedo ladero de Macri, la burguesía sigue haciendo cosas parecidas sin importarle un pito la economía nacional, la que debe estar subordinada a sus intereses sectoriales para no sufrir fugas de capitales y a los presidentes que cuidan el mango les siguen diciendo que no saben nada de economía. Como ayer, hoy.

jueves, 6 de septiembre de 2012

El divorcio entre los "planes económicos" y la realidad


El siguiente texto contiene párrafos extraídos del Prólogo del libro "Doctrinas económicas, desarrollo e independencia", del ingeniero Marcelo Diamand (*) editado en el año 1973 por la editorial "Paidos". Se refiere a la situación económica posterior a los años 60' cuando la industria nacional comenzó a verse deteriorada por las políticas económicas de esos años y que encontraría su punto máximo de quiebre  durante la dictadura militar que delegó la economía en el nefasto Martínez de Hoz.

Es interesante como este texto explica en gran medida muchas de las medidas que hoy resiste una porción de la sociedad que considera a la política puesta al frente de la economía, un despropósito y que está acostumbrada a los grandes planes económicos al estilo Cavallo, Roque Fernández o Lopez Murphy. Justamente ayer Alfredo Zaiat publica en su sitio la nota "Proyecto político" que vale la pena leer.

También recomiendo leer la siguiente nota de Marcelo Zlotogwiazda que anunciaba el fallecimiento del ingeniero Marcelo Diamand.

Prefacio

"Este libro es el resultado de diez años de trabajo realizado a la luz de cinco enfoques simultáneos relacionados con la economía del país. El primero es el del empresario industrial que en su actividad cotidiana, vivió y experimentó en carne propia las vicisitudes de la vida económica. El segundo es el del directivo e integrante de entidades empresarias, encargado de la defensa de los intereses sectoriales de la industria, puente entre el gobierno y los industriales. El tercero es el del asesor de varios gobiernos, responsable directo de algunos aspectos de la legislación económica vigente en el país. El cuarto el del fundador y coordinador de un grupo de estudios formado por profesionales y empresarios, actualmente denominado Centro de Estudios de la Realidad Argentina que, durante años de seminarios sistemáticos, debates e intercambio de ideas con los empresarios, políticos, funcionarios gubernamentales y la comunidad académica nacional y extranjera, se dedicó a la elaboración de esquemas intelectuales basados en la realidad socioeconómica argentina. Finalmente, el quinto enfoque emerge del esfuerzo personal de integración de las experiencias y las ideas en un modelo teórico coherente, correspondiente a la realidad argentina, y aplicable, con algunas modificaciones, a los demás países exportadores primarios en vías de industrialización o —tal como prefiero llamarlos— a los países de estructura productiva desequilibrada. La culminación de esta tarea —reflejada en múltiples publicaciones difundidas durante todos estos años— es, precisamente, el presente libro.

Cuando un ingeniero electrónico se dedica a escribir sobre economía le debe una explicación a sus lectores. Esa explicación se halla, en realidad, estrictamente relacionada con la tesis de este libro. De acuerdo con ella los problemas económicos argentinos —y en gran medida los de los demás países exportadores primarios en vías de industrialización— se originan en el total divorcio entre las ideas que guían la acción de la sociedad y la realidad. Este fenómeno se debe, en última instancia, a la increíble inadecuación entre el pensamiento de la teoría económica, nacido al comenzar el siglo pasado en los países industriales, y la realidad de los países de estructura productiva desequilibrada de fines del siglo XX.

El divorcio esquemas-realidad no es nada excepcional ni exclusivo de la economía. Según veremos en el libro, constituye una constante que aparece periódicamente en la evolución científica e intelectual de la humanidad, fenómeno agravado hoy por la tremenda velocidad del cambio. Se origina en una interacción muy compleja entre la estructura de poder que moldea históricamente la formación de las ideas —usándolas como herramientas de dominio— y la tremenda resistencia al cambio que despliegan posteriormente en forma autónoma las estructuras intelectuales, una vez formadas.

En el caso concreto de la ciencia económica, un profesional pasa años de entrenamiento universitario estudiando complejísimas teorías, basadas en complejas estructuras conceptuales y respaldadas por elaborados instrumentos matemáticos. Durante el proceso de aprendizaje confía plenamente en que lo que aprende constituye una ciencia objetiva. No se da cuenta de que las premisas sobre las cuales descansa todo el edificio conceptual que se le enseña constituyen una idealización de una realidad ya inexistente en el siglo XX y de que, además, nunca tuvieron nada que ver con la realidad de los países periféricos a la cual pretenden aplicarse. Tampoco logra percibir que estas teorías, presuntamente avalorativas, en realidad afirman la hegemonía de ciertos sectores y países, y constituyen una de las más sutiles herramientas de dominio ideológico que produjo la humanidad.

Cuando —después de años de estudios— al tratar de aplicar sus conocimientos choca con la irrelevancia de todo lo que aprendió y alimenta dudas acerca de su validez y su asepsia científica, ya es demasiado tarde: la estructura conceptual aprendida está tan incorporada que casi irremediablemente bloquea su comprensión de la realidad.

Los hombres como yo que, desde fuera de la profesión institucionalizada, se ven impulsados a estudiar la teoría económica por no encontrar en el pensamiento vigente explicaciones satisfactorias para las experiencias vividas tienen una gran ventaja, puesto que están libres de los prejuicios que ciegan a los que pasaron por la instrucción formal y además emprenden el estudio de los esquemas teóricos después de conocer el mundo de los hechos. Por lo tanto, a medida que van profundizando dicho estudio tienen la capacidad de desechar las premisas que, de acuerdo con su experiencia, no responden a la realidad y resisten así el lavado de cerebro que normalmente produce el aprendizaje formal de la teoría. Aquí, una vez más, la situación no es exclusiva de la economía. Tal como lo destacan los historiadores del pensamiento humano, a menudo son precisamente los hombres no pertenecientes a las profesiones los encargados de superar las barreras mentales a las que la ciencia institucionalizada no llega periódicamente.

El primer objeto de este libro es posibilitar el destrabe intelectual y demostrar que la crisis y la dependencia económica en la que se encuentra la Argentina y otros países similares se deben a las ideas equivocadas con que se maneja su realidad.

En este sentido, y tal como lo refleja el subtítulo, he tratado de alcanzar dos objetivos en forma simultánea: por un lado, describir concretamente la economía argentina y, por el otro, abstraer aquellas de sus características que pueden ser generalizadas al caso de otros países exportadores primarios en vías de industrialización. De allí la definición de las estructuras productivas desequilibradas y la simultaneidad de dos líneas expositivas: el análisis general junto con las referencias particulares a la Argentina.

El segundo objeto del libro es construir un esquema de pensamiento alternativo, capaz de reorientar estas ideas y proveer soluciones concretas a la problemática económica señalada.

Por último los invito a leer "La estructura productiva desequilibrada argentina y el tipo de cambio" un documento muy interesante escrito por Diamand

* Marcelo Diamand fue un ingeniero argentino, empresario y considerado un brillante intelectual. Se analizan sus trabajos en diferentes universidades.